Es
el momento. Abro el cuaderno, rozo el papel, mojo la pluma. Las letras son mi
alma, mi sangre, mi vida y mi libertad. Las palabras me salvan de la catástrofe
y de la tragedia, mientras la tinta recorre el papel trazando cada uno de sus
movimientos con melancolía pero decisión, cada una de esas comas que tanto
significan para mí con la nostalgia del amor perdido, con la tristeza de las
notas frías del piano, de la lluvia en los labios y de los retazos de recuerdos
extraviados que no van a volver. Miro por la ventana, las gotas desdibujando el
paisaje como si se ensañasen con un lienzo, con una acuarela gris. Más
velocidad. Corre. No te quedes atrás. Cenizas, polvo y sonrisas, todo viene a
mi memoria, todo se emborrona y se vuelve a dibujar. Suspiros, crujidos de
madera vieja y falsas miradas que en realidad no dicen nada. Mis manos son
torpes, no pueden seguir a la música que como un espejo refleja mi corazón
negro, mi espíritu helado. Maldito cuerpo, que no deja volar a mi mente. Nieve,
todo se detiene y puedo respirar por fin. Miedo, miedo de que no vuelva a
verle, a tener su rostro entre mis manos, a besar su piel que no es piel, sino
calor. Felicidad, al despertar y sentir el sol que como el abrazo cálido de un
amigo me reconforta y me devuelve la cordura que la lluvia me ha arrebatado. Nubes
blancas, y rosas. Atardeceres color pastel y noches color añil. Sangre, luz. Y,
por fin, entre tanta oscuridad, una mirada que es verdadera, y que me mira
directamente a mí.
Qué bonito! Me encanta!
ResponderEliminarMuchas gracias, Stella! :DD pero no es nada comparado con tu blog :)
EliminarLo he leído algo así como años luz tarde :'D Pero, como siempre, me encanta. Lo que escribes me transmite siempre sensaciones buenas, me gusta lo que escribes. Sigue así Marta, no te dejes caer en esos pensamientos tuyos que yo conozco y sigue escribiendo cosas así de bonitas.
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