lunes, 3 de diciembre de 2012

Una noche, bajo la luna~

La vida no tiene el menor sentido. ¿Para qué estamos en el mundo? Nos crían, nos forman, nos convierten en buenos trabajadores y después, cuando somos inservibles, nos dejan esperar sentados la muerte. Todo lo que hagamos, todo lo que hacemos, decimos, pensamos... realmente no es nada. ¿Quién recordará mi nombre cuando pasen treinta millones de años? ¿A quién le importará que yo escribiera estas cosas, que no pudiera dormir porque la necesidad de entenderme me desvelara? Simplemente a nadie. Mis lágrimas no son nada, mi voz no es nada, porque yo no soy, ni seré nada, en medio de tanto caos, en un planeta tan pequeño y tan grande, donde un ser como yo es efímero y simple, estúpido y sustituible. Donde mis sentimientos no son nada y nada son mis sentimientos.


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